El Buen llantar
Con el dedo indice bien recto y en todo lo alto, enarbolado, como si fuera una bandera mi gran estilo en el buen llantar, y después de haberme limpiado muy sutilmente la regatera de la comisura de mis labios, arrojé muy dulcemente la presión que aún en mi cuerpo estaba, dejando espacio para las viandas que faltaban por llegar...